Medicina y Cirugía Estética

 

La Cirugía Estética.

La especialidad de Cirugía Plástica y Estética Facial ocupa un lugar destacado en la práctica quirúrgica de excelencia a nivel internacional. Por lo tanto, es crucial confiar la atención de su rostro únicamente a profesionales que hayan completado estudios y recibido formación especializada en el ámbito facial.

El Cirujano Maxilofacial especializado en Plástica y Estética Facial dedica un mínimo de 7 años exclusivamente al estudio detenido de la anatomía facial. Este profesional debe poseer la habilidad de realizar modificaciones óseas, alteraciones en las estructuras de soporte, así como la capacidad de restaurar y embellecer los tejidos duros del esqueleto facial. Nuestra filosofía busca lograr la naturalidad a través de la restauración y embellecimiento de los tejidos de soporte, incluyendo la piel y los músculos, es decir, el esqueleto facial.

El Cirujano especializado en Estética Facial se posiciona como el Médico Especialista con el mejor entrenamiento en esta área específica.

 

Estética y Belleza.

La palabra “estética” proviene de “aesthetikos”, que se refiere a lo que se percibe a través de las sensaciones. Por ende, la estética se encarga de estudiar la belleza, entendiendo esta como la idea de perfección en las cosas. Además, la estética puede definirse como el conjunto de percepciones sensoriales que surgen al contemplar un objeto, generando una reacción de agrado y placer en el observador, o como la percepción personal subjetiva que provoca una sensación de placer o agrado.

En el caso de la estética facial, se encarga de evaluar el nivel de belleza de la cara. No existe una única norma estética facial ideal, ya que lo que puede considerarse muy estético para algunos individuos podría ser menos estético para otros. En última instancia, la apreciación de la belleza reside en el ojo del observador, siendo imposible establecer un concepto objetivo de belleza que tenga aplicabilidad universal.

La evaluación estética varía significativamente según la perspectiva del observador, y en general, se asocia a la proporcionalidad, simetría y armonía. Elementos considerados desproporcionados, asimétricos o no balanceados se etiquetan como antiestéticos.

En la actualidad, las sociedades son más diversas racialmente, lo que impone nuevos estándares faciales y criterios de belleza. Se ha demostrado que, en términos generales, el público prefiere perfiles convexos y protrusivos, ya que estos proporcionan un aspecto más juvenil.

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